Armonía

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Todos aquellos que buscan orientación acerca de la difícil tarea de educar.







miércoles, 27 de enero de 2010

Conocer las etapas del desarrollo de la niñez



EDAD DE LA INFANCIA (CONCEPCIÓN-36 MESES)
EDAD PREESCOLAR (3-6 AÑOS)
EDAD ESCOLAR (6-12 AÑOS)



Algunas nociones genéticas básicas: genotipo, fenotipo y canalización[1]
· Genotipo: se refiere a la dotación genética que hereda un individuo.
· Fenotipo: es la expresión concreta de dicha herencia.



A través de ambos conceptos se recoge el eterno debate entre herencia-medio. Hoy en día de acepta de forma general que el ser humano es una combinación de herencia y medio, pero en función del polo que se enfatice varía la concepción genetista o ambientalista


· Canalización: indica el grado en que un rasgo concreto está determinado genéticamente o está abierto a influencias ambientales.

El desarrollo prenatal
El desarrollo prenatal está dividido en 3 períodos[2]:


1. Etapa germinal: va desde la concepción hasta dos semanas después; esta fase termina cuando el blastocito se adhiere a la pared del útero. Se caracteriza por una división celular rápida y el comienzo de la diferenciación celular. En esta etapa es cuando el material genético de ambas células se combina. Recordemos que el óvulo y el espermatozoide son las 2 células del cuerpo que constan cada una de 23 pares de cromosomas. Al unirse forman una nueva célula de 46 pares de cromosomas que contiene toda la información necesaria para dar lugar a un nuevo ser. Es el periodo más riesgoso del desarrollo.
2. Etapa embrionaria: aproximadamente de la tercera semana a la octava después de la concepción; fase durante la cual se desarrollan las formas básicas de todas las estructuras del cuerpo, incluidos los órganos internos; esta fase comienza cuando se ha logrado la implantación en el útero.
3. Etapa fetal: va desde la novena semana después de la concepción hasta el nacimiento; período durante el cual los órganos de la persona en desarrollo aumentan de tamaño y maduran en sus funciones. A lo largo de esta etapa también madura el encéfalo y aumenta de peso corporal.
En dos semanas de duplicación celular rápida, diferenciación y finalmente implantación, el organismo se transforma desde un cigoto unicelular hasta un embrión multicelular. El embrión pronto desarrolla el comienzo del sistema nervioso central (3 semanas) el corazón y la cara (4 semanas), brazos y piernas (5 semanas), manos y pies (6 semana) y los dedos de las manos y los pies (7 semanas), mientras toman forma los órganos internos. Aproximadamente a las 8 semanas, están en su lugar todas las estructuras corporales, excepto los órganos masculinos y femeninos. Entonces el desarrollo fetal prosigue rápidamente e incluye el aumento de peso del segundo trimestre (alrededor de 1 kg) y la maduración encefálica, que hace posible la viabilidad para las 22 semanas. Con 3,4 kg el recién nacido de 35 a 40 semanas es un sobreviviente, nacido en tiempo y listo para la vida.



· Implantación: penetración del cigoto en el revestimiento del útero, en donde recibirá nutrición y protección mientras se desarrolla, aproximadamente a partir de una semana después de la concepción.
· Embrión: término que se refiere al organismo en desarrollo, desde aproximadamente la 3 hasta la 8 semana después de la concepción.
· Feto: término que se refiere al organismo en desarrollo desde la novena semana después de la concepción hasta el nacimiento.



La teratología
La teratología es el campo que investiga las causas de los defectos congénitos (de nacimiento). Cualquier agente que causa un defecto de nacimiento es llamado teratógeno[3].
A pesar de la protección que órganos como la placenta proporcionan al embrión y al feto, el crecimiento de un ser humano está afectado desde el inicio por factores externos. Algunos, como la alimentación de la madre, son importantísimos para el desarrollo. Otros son elementos tóxicos o virus que la placenta no es capaz de detener y pueden condicionar la salud del bebé. Los factores no genéticos que pueden alterar el desarrollo del embrión y el feto se denominan teratógenos.
Un resumen de los principales teratógenos que se conocen:
Condiciones de la madre:
Edad
· Diabetes
· Malnutrición
· Fenilcetonuria
Enfermedades infecciosas:
· Sida
· Rubéola
· Sífilis
· Toxoplasmosis
· Herpes
Medicamentos:
· Aspirina
· Barbitúricos
· Talidomida
· Tetraciclina
Drogas:
· Tabaco
· Alcohol
· Cocaína y Crack
· Heroína y metadona
· LSD y marihuana
Medioambientales:
· Plomo
· Mercurio
· Radiaciones



1er año de vida:

Movimiento
Durante el primer mes el recién nacido puede levantar la barbilla, mover las piernas pero aún no puede sostener ningún objeto en la mano.
En el segundo mes ya puede levantar el tórax si se le coloca boca abajo; puede orientarse hacia el ruido y mover los ojos de forma coordinada.
Entre los 2 y 3 meses ya sonríe y fija la mirada; intenta alcanzar objetos alargando los brazos.
Durante el 4to mes logra el control de la cabeza si se le pone recto; tiene interés en su imagen frente al espejo.
En el 5to mes se sienta casi sin ayuda y está a punto de mantener el equilibrio. Puede coger un objeto con el pulgar y los dedos; hacía el 6 mes se agarra los pies y juega con ellos.
A los 7 meses se mantiene sentado sin apoyo, pasa objetos de una mano a otra; entre los 6 y 8 meses intenta gatear o arrastrarse; también accede a la pinza inferior, hay bastantes niños que hacia los 8 meses se mantienen en pie por unos instantes.
El niño de 9 meses gatea sobre sus manos y rodillas, domina la posición de sentado y se balancea e inclina con facilidad. Hay niños que logran caminar con muy poco apoyo o solos.
El niño de 1 año ya inicia su caminar, la presión es más prensión es más precisa por eso puede hacer garabatos en un papel, hace una torre de dos cubos.




Inteligencia
Durante el 1ero y 2do mes los dispositivos hereditarios como son la succión y prensión se van generalizando con el ejercicio.
En el 3er mes aparecen la expectación pasiva, la coordinación vista-oído y también la visomotora. Suelen manifestarse las primeras anticipaciones.
En el 4to mes, el niño tiene un resultado de una acción involuntaria y reacciona repitiendo la misma acción para obtener los mismos resultados que antes le han agradado.
En el quinto mes ya hay una semintencionalidad. Las acciones se orientan hacia lo que provoca su interés, sobre todo su cuerpo.
Hacia el 6to mes imita deliberadamente las acciones que realiza el adulto y que le resultan interesantes. En este momento tiene lugar el primer cambio sustancial en las prolongaciones y ramificaciones cerebrales y es posible un mayor y más rápido desarrollo de la inteligencia del niño.
Entre los 6 y los 9 meses aparece la anticipación; aumenta la capacidad de descubrir relaciones entre los objetos.
De 9 a 10 meses establece desde un principio la meta que pretende conseguir. Son los actos verdaderamente intencionados, por tanto inteligentes.
A los 11 o 12 meses su inteligencia accede a los movimientos de experimentación activa. Aparecen las conductas de soporte.




Lenguaje
Durante los primeros meses la comunicación del bebé con sus padres es afectiva y gestual.
Entre los 2 y 3 meses las vocalizaciones ya pueden mostrar alegría, placer y disgusto. Aparecen los primeros gestos de saludo.
Hacia los 4 meses las vocalizaciones se aproximan a las palabras que los padres deben saber atender e interpretar.
Sobre el 5to y 6to mes aparece el balbuceo o primer intento de comunicación; se irá desarrollando hasta el octavo o noveno mes.
Entre el 7 y 8 mes e incrementan las vocalizaciones próximas a las primeras palabras.
Hacia el noveno y décimo mes la maduración de los músculos accesorios del habla y la masticación favorecen a la vocalización articulada, incrementando la destreza de los labios y la lengua.
Cuando el niño tiene 1 año, la designación reiterada de objetos, cualidades y acciones debe ser algo habitual en la tarea educativa.
Sociabilidad
Un bebé de pocos días logra diferenciar bien una entonación afectuosa y otra malhumorada. A partir del segundo mes las miradas, caricias y sonrisas inician el camino hacia el contacto humano. La sociabilidad como tal se inicia cuando el bebé reconoce la presencia de los padres y en los gestos la llamada del niño atrayendo la atención.
Hacia el séptimo u octavo mes tiene lugar el descubrimiento de sí mismo por oposición al otro. Desde este momento se siente más estimulado con la participación y la acción compartida.
A los 9 o 10 meses, podemos ver reflejado en su rostro el mal genio, el placer, la ternura… comienza el largo camino hacia el yo. Hasta ahora el niño ha sido psicológicamente una misma cosa con la madre; cada vez será más uno entre otros.
A los 11 o 12 meses el pequeño ocupa el centro de atención familiar. Sus gracias y ocurrencias son coreadas y aplaudidas por los adultos de la casa.




El segundo año de vida:


Movimiento
Entre los 13 y 14 meses el niño manifiesta mayor habilidad al dejar caer las cosas y soltarlas; logra lanzar una pelota o hacerla rodar.
En torno a los 15-16 meses el niño camina solo, con cierta rapidez y seguridad.
Entre los 15 y 17 meses hace garabatos sobre el papel y comienza a querer comer solo.
De los 18 meses hasta los 2 años cada vez va logrando mayor equilibrio. Sus tobillos y rodillas son fuertes y flexibles. La musculatura bucal se ha fortificado y madurado.
Hacia los 2 años imita trazos horizontales y también construye trenes con cubos. En esta etapa, del año y medio a los 2 años, el niño adquiere algunas destrezas como cortar con las tijeras o sostener el vaso.




Inteligencia
De los 12 a los 24 meses la naciente inteligencia del niño sigue buscando la novedad por sí misma, pero como no llena plenamente sus aspiraciones, cada vez irá introduciendo más variaciones en sus acciones y observando los resultados producidos.
Entre los 15 y 17 meses el pequeño ha madurado el sentido de la verticalidad (construir torres, trazar rayas de arriba hacia abajo).
A partir de los 18 meses puede encontrar algún objeto que hayamos escondido frente a él.




Lenguaje
El pequeño de 13-14 meses con una sola palabra se refiere a multitud de cosas, hechos y situaciones. Aparece la señalización e indicación de las cosas.
Hacia los 15 meses comienza a hacer combinaciones con dos palabras. Domina y pronuncia de 10 a 15 palabras.
A partir de los 18 meses tiene lugar el paso de la emisión de un solo elemento o palabra a dos o tres elementos.
Hacia los 2 años el vocabulario básico medio de un niño puede ser de unas 300 palabras.
El desarrollo del lenguaje es de capital importancia, desde ahora, para un adecuado desarrollo de la inteligencia.




Sociabilidad
El niño de 13-14 meses todavía no distingue entre el yo y el tu entre el mío y lo tuyo; la edad del gracias va a facilitar la salida del autocentrismo hacia una orientación alocéntrica (salida del sí hacia los demás).
Entre los 16 y los 18 meses la unidad el niño toma unidad y concreción. Comienza a reclamar lo que le pertenece. Aparece el autoreconocimiento en el espejo.
En torno a los 2 años comienza a regular las necesidades de control intestinal y urinario. Suele colaborar en el vestirse y desvestirse. Le gusta jugar junto a otros niños (juego en paralelo) aunque todavía no interactúen (juego participativo).




De 2 a 3 años:




Movimiento
De los 2 añosa los 2 años y medio consigue doblar un papel por imitación, ensarta en una cuerda cuentas, construye torres con cubos.
De 2 y medio a 3 años imita trazos circulares más o menos defectuosos. Construye torres de ocho-diez cubos y agarra y suelta con precisión y delicadeza. Puede subir los escalones por si solo aunque con un poco de dificultad.
A los 3 años corre a gran velocidad y puede pararse de repente. Juega con soltura a la pelota y domina bastante bien las construcciones con cubos. Se mantiene en equilibrio sobre un solo pie durante 6 u 8 segundos.




Inteligencia
El niño de 2 años acaba de estrenar la función simbólica, que es la clave para el desarrollo de la inteligencia. Empieza a ser capaz de representar y evocar objetos, acciones y situaciones que ocurrieron con anterioridad sin necesidad de tenerlas presentes.
A los 2 años y medio la capacidad recién adquirida de utilizar símbolos para representar las cosas y evocarlas sin necesidad de tenerlas presentes le permite incrementar con gran rapidez su inteligencia y lenguaje.
El juego simbólico y la imitación ocupan su mente por completo, junto con el lenguaje.
Entran en juego la dramatización y la imaginación.




Lenguaje
Desde los 2 años y medio a los 3 utiliza frases cada vez más completas, pero sin el adecuado uso de conjugaciones y declinaciones.
Posee un vocabulario de 250 a 300 palabras o más.
Es a los 3 años cuando el niño descubre tanto el poder de las palabras como el placer de usarlas para controlar y enriquecer cualquier situación.
Con 3 años el niño puede comprender y responder a situaciones no presentes que el adulto le exponga de palabra sobre las cuales pide al pequeño una respuesta.




Sociabilidad
De los 2 a los 2 años y medio el pequeño muestra grandes oscilaciones en su conducta, pasando rápidamente de la agresión a las conductas complacientes.
Colabora para vestirse y desvestirse.
Inicia el control de esfínteres.
Empieza a cooperar, a respetar las reglas del juego, a despedirse y a saludar, etc.
Hacia los 2 años y medio se reafirma el yo y aparece el sentido de la propiedad y la pertenencia.
Ya come solo.
Duerme toda la noche sin mojar la cama.
A los 3 años y medio va accediendo a una mayor integración social. Armoniza mejor su independencia y se muestra firme, seguro y tranquilo con los otros niños. Es capaz de comentar dudas.




De los 3 a los 5 años




A los 3 años el niño va a experimentar un cambio muy importante: su ingreso en la educación infantil. Este proceso va a suponer un reto para el niño que , además se encuentra en un momento en que su afán de aprender es incansable y comienza a aplicar una inteligencia cada vez más adaptada a tareas concretas, siendo capaz de responder cada vez más eficazmente a problemas experimentales complejos.




A los tres años
El niño de 3 años puede correr a gran velocidad y pararse en seco, baja y sube las escaleras alternando los pies, dibuja la figura humana en dos partes y sabe elegir entre varios objetos él más y el menos pesado.
Entre los 3 y los 4 años el niño se encuentra en un período llamado inteligencia representacional, que se caracteriza por la capacidad de exponer los hechos como un todo coherente. Todavía no es capaz de clasificar las cosas de forma sistemática ni hacer series.
Entre los 3 y los 4 años el niño accede a una mayor integración social. Sabe armonizar mejor su independencia, mostrándose firme, seguro y tranquilo con otros niños. Es capaz de preguntar sus dudas, así como realizar los trabajos de manera más cuidadosa y ordenada. Muchos logran ya amarrarse las agujetas. El juego asociativo es cada vez más frecuente y va desapareciendo el juego en paralelo. Estos juegos de cooperación son de una importancia esencial para lograr la integración del niño en el grupo humano.




A los 4 años
Al cumplir los 4 años se produce una importante maduración psicomotriz que es causa de una mayor agilidad y soltura de movimientos. Corre, brinca y trepa por todas partes. Su desarrollo motriz le permite saltar sobre un pie y con los dos pies de una baldosa a otra. En su evolución personal y social, sabe lavarse y secarse las manos, cepillarse los dientes, vestirse y desvestirse, atar los cordones de los zapatos y distinguir entre la parte anterior y posterior de las prendas.
Para entender bien al niño de 4 años debemos tener muy en cuenta su desborde de energía, su carácter extravertido y su hablar incesante, con o sin auditorio. No se cansa jamás de preguntar el porqué de todo lo que llama su atención y trata de averiguar también el cómo.




A los 5 años
A partir de ahora, cada año se van a dar cambios apenas perceptibles en la madurez del niño, lo cual no significa que no esté produciendo el adecuado desarrollo evolutivo. Lo que sucede es que hasta los 4 años, el desarrollo motor, intelectual, lingüístico y social ha sido tan grande que de cada año a otro hemos observado tremendas variaciones.
Un niño de 5 años tiene ya bien definido el pequeño mundo que lo rodea. El universo familiar sigue siendo todavía centrado en torno a la madre, aunque se multiplican cada vez más los contactos afectivos con el padre.
Sabe perfectamente dónde se encuentra cada cosa en la casa y conoce los lugares cercanos al domicilio. Posee ya el sentido de la propiedad y cuanto le agrada lo que considera suyo. A los porqués y cómos de los 4 años se añade el para qué de todo cuanto cae entre sus manos.
Le encanta que se confíe en él y que se le den ciertas responsabilidades que debe asumir. Son bastante frecuentes y normales las pesadillas nocturnas, sobre todo con animales.




De los 6 a los 8 años



El niño que termina la educación infantil se siente orgulloso y contento de ser ya mayor. Es más probable que aumente el interés por las tareas que, según él, son de adultos. Esta motivación debe utilizarse para animarle en todo lo que realiza. A esta edad empieza la educación obligatoria y el niño empieza a leer y a escribir.




El niño de 6 años
El niño de 6 años tiene una necesidad insaciable de experimentar y probar cosas nuevas. Es muy expansivo y vivaz y en su afán de vivir al máximo el momento presente llega a extremos como ganar en todos los juegos en lo que participa, tener éxito en lo que inicia y exigir que las cosas sucedan a su gusto. De no ser así coge rabietas o llora y se desespera. Suele enfadarse con frecuencia y sus enfados suelen ser bruscos e inesperados. Normalmente responde “no” a lo que se le pide que haga y no admite un castigo hasta haber pasado un tiempo después de la falta. Poco a poco sus emociones se vuelven más positivas y empieza a disfrutar de las cosas.
Su comportamiento va a cambiar con respecto a años anteriores; el niño de 6 años está lleno de energía, le gusta bailar, jugar, saltar, correr, subirse a los árboles… su vida está en actividad continua.
Las pesadillas van desapareciendo a esta edad, aunque siguen siendo frecuentes los miedos a algunos animales, a los insectos y sobre todo a criaturas imaginarias.
La vida escolar cobra un significado especial. El niño quiere unir estos dos mundos: lleva juguetes al colegio, disfruta enseñando en casa los trabajos que realiza, le gustan las reuniones entre sus padres y profesores…




El niño de 7 años
El niño de 7 años es más razonable, menos caprichoso y travieso y es más pensativo. Ayuda en las tareas de la casa y es más colaborador.
A esta edad, el niño se vuelve más tranquilo y soñador. Se inicia la apertura a la vida y a la socialización. Suele ser más inseguro y por eso pone más atención a lo que hace. Es muy emotivo y teme no lograr sus objetivos. De ahí la necesidad de sentirse estimulado por cuanto hace para aumentar la confianza en sí mismo.
En cuanto al desarrollo motriz, el niño de 7 años integra las nociones de forma y distancia. Es capaz de coordinar movimientos más complejos.
La inteligencia sufre una transformación importante; el niño empieza a desligarse de las apariencias y antes de dar una respuesta, se esfuerza por reflexionar y comprender la lógica de las situaciones y de los objetos. En esta etapa destaca la disminución del egocentrismo y del pensamiento mágico, favoreciendo al mismo tiempo el desarrollo de la conciencia de sí mismo y de la conciencia moral.
Se nota un aumento considerable de su vocabulario, que en estos momentos consta de unas 3,000 palabras; es capaz de responder a preguntas sobre algo que ha comprendido.
En cuanto a las relaciones con los demás, es normal que a esta edad se tenga ya un amigo especial, aunque le cuesta integrarse todavía en el grupo. Por lo general se muestra colaborador y servicial.




El niño de 8 años
Las dos características de esta edad son: la nueva capacidad de apreciación de los demás y los desahogos constantes.
En cuanto a la inteligencia, continúa con el período de las operaciones concretas y empieza a manejar y a distinguir los diferentes conceptos de cantidad, longitud, espacial, tiempo, etc.
Les gustan los deportes y se entrega a ellos entusiasmado. Su emotividad se equilibra; comienza a liberarse de sus propios temores. Empieza a ser consciente de las diferencias entre él y los demás y se interesa por el mundo de los adultos.
El niño de 8 años es menos servicial; si se le obliga a hacer algo refunfuña. Tiene necesidad de afecto, de que lo feliciten por el trabajo bien hecho. Necesita de los consejos de los padres para organizar su vida.
En la vida escolar se muestra muy activo y participativo. Manifiesta una especial apreciación por sus compañeros que pasan a ocupar el centro de su vida y de sus actividades y le encanta trabajar en grupo.
A esta edad suelen aparecer los juegos sexuales. Los niños hacen burlas a las niñas, aunque ya empiezan a interesarse por alguna en especial.




De los 9 a los 11 años


La etapa de la vida que comprende de los 9 a los 11 años separa la niñez de la plena adolescencia. A partir de que el niño alcanza la preadolescecia, en su vida empieza a estar siempre presente la experiencia, una cierta tensión general y un deseo incipiente de control y dominio.




El niño de 9 años
La automotivación es la característica típica del niño de 9 años que adquiere nuevas formas de autosuficiencia y seguridad en sí mismo. A esta edad ya no necesita que los demás le motiven para hacer cosas. Aunque nos parezca estar todavía delante de un niño, lo cierto es que su personalidad está formada y su afectividad es muy profunda. Empieza asentirse una persona mayor y le gusta que lo traten como tal. Sus relaciones con sus compañeros se fortalecen.
Se preocupa de prever, programar y reflexionar de antemano sus actividades y obligaciones. Adquiere un gran sentido de la justicia, no miente y necesita sentirse honesto y consecuente consigo mismo.
El niño de 9 años está llenos de energía. Juega y trabaja hasta caer rendido. Demuestra gran interés por los deportes de competencia.
En cuanto a su vida emocional, es fácil confiar en él, es más independiente, responsable y obediente. Le afecta muchísimo que se le corrija. Ahora es el momento de darle responsabilidades.
En su vida escolar es ordenado y normalmente cumple con sus tareas, pero le gusta trabajar de manera independiente. Es una buena edad para favorecer las actividades lectoras. Se interesa por las colecciones (sellos, cromos…) por el cine, por conocer las horas de emisión de sus programas favoritos…




El niño de 10 años
Los 10 años constituyen la edad de oro del crecimiento. Normalmente nos encontramos con un niño alegre, desenvuelto, contento de sí mismo, satisfecho del mundo que lo rodea y sin dificultades para relacionarse con los demás.
Los niños de esta edad encuentran alegría y placer en la actividad y en derrochar fuerza y energía. Le encantan los juegos que le exijan ejercitar los músculos.
A esta edad el niño es más tranquilo y seguro de sí mismo y menos miedoso. Llora poco y la causa principal suelen ser los enfados. Casi todos sus problemas y dificultades se reducen a lo escolar, deberes, tareas excesivas, etc., que les produce ansiedad.
El niño de 10 años quiere con locura a sus padres, se muestra afectuoso y muy expresivo con ellos. Se muestra cooperativo y participa en las actividades familiares con mucho gusto.
En el colegio se muestra activo y participativo. Es un apasionado de la historia, la geografía y el cálculo. La lectura es su pasión.
Es frecuente que las niñas se piquen con los niños y compitan en leer mejor y más rápido, dar antes con la solución del problema, recitar mejor una poesía…
El niño de 10 años tiene un código moral estricto y un fuerte sentido de la justicia, odia la mentira y tiene un sentido muy acusado de la justicia y de la amistad; las niñas suelen tener una o varias amigas, mientras que los niños desarrollan sus amistades dentro de los grupos.
En las tareas de la casa ya no son tan cooperadores, normalmente se muestra desordenado y descuidado en lo que respecta a su aseo y aspecto personal.
El juego participativo entra y educa al niño en las relaciones humanas. Los juegos físicos y el deporte ocupan un lugar preferente para los niños y las niñas.




El niño de 11 años
A los 11 años se inicia la preadolescencia con nuevos patrones y formas de conducta. Aquel sereno y complaciente niño de 10 años comienza a afirmar cada vez más su personalidad. Se hace más curioso, charlatán, investigador e inquieto. El hambre física de los alimentos se despierta con fuerza.
Nos encontramos ante un niño sensible, con frecuentes cambios de humor y ataques de irritación y de agresividad. Suele llorar por aquellas cosas que le hacen enfadar o le decepcionan. Es rencoroso, desagradable, insolente; hace el payaso a cada momento, gruñe y se contraría prácticamente por todo.
Es la viva imagen de la hiperactividad.
El niño de 11 años tiene una gran capacidad de trabajo y de entusiasmo. Suele ser un alumno entusiasta; empieza a descubrir el humor y prefiere a los profesores que cuentan de vez en cuando algún chiste.
Se inicia la búsqueda de sí mismo, de la propia identidad, lo que puede llevar a una actitud oposicionista, en continuo conflicto con los demás. No le gusta ser criticado. Desea liberarse de la autoridad establecida en casa y en la escuela y tomar decisiones por sí mismo. Posee un tremendo respeto a la justicia.
Con respecto a sus padres, en general empiezan a resistirse a ellos. Aunque le gustan las actividades familiares, actúa precipitadamente perturbando la vida familiar. Es incapaz de controlar sus emociones y sus estados de ánimo contradictorios. Son frecuentes las peleas con sus hermanos. No le gusta ayudar en casa y evade sus obligaciones. Los padres han caído del pedestal en el que estaban.




De los 12 a los 14 años


Cuando hablamos de chicos y chicas de 12 y 14 años nos referimos a ellos como adolescentes.
La adolescencia es el proceso de individualización de carácter psicológico que comienza con los cambios fisiológicos de la pubertad (asociados a la primera menstruación en las chicas y con el cambio de voz y primera polución de los chicos) y termina cuando se llega al pleno estatus sociológico del adulto.
El inicio de la adolescencia podríamos decir que comienza con la pubertad (11 años en las chicas y 12-14 años en los chicos), cuyos rasgos físicos son los siguientes:
Todo el sistema óseo se estira de forma exagerada, casi hasta adquirir su conformación adulta.
El tórax alcanza su capacidad definitiva y los pulmones ya pueden funcionar a pleno rendimiento.
Tiene lugar la definitiva especialización de todas las neuronas y la multiplicación de las fibras de asociación que unen entre sí los diversos centros cerebrales.
Se forman definitivamente los órganos reproductores y aparecen otros caracteres secundarios como crecimiento del vello, cambio de voz, adiposidad…
Es evidente que este cambio que se ha producido en el cuerpo conlleva también un desarrollo progresivo en la maduración psíquica y mental del adolescente. Un cambio tan brusco afecta en buena medida al psiquismo del adolescente, y esto puede observarse en los siguientes rasgos:
Pudor ante el adulto y sobre todo ante los compañeros que son de otro sexo. Los chicos son bastante groseros y fanfarrones antes sus propios compañeros.
Tremenda curiosidad informativa, obsesiva y morbosa en temas relacionados con el sexo. Es importantísima que la información que le familia de en torno al sexo sea completa y sincera.
Coquetería en las chicas que les lleve a vestir, adornar y resaltar las señales más características de todos sus atributos femeninos.
Mientras el varón pone más acento en lo erótico, la chica lo pone en lo sentimental, en la ternura.
Preocupación tanto en chicos como en chicas por su físico.

Marijose Merodio

Pedagogía, UP Estudios Libres. 2010




[1] GIMÉNEZ-DASÍ, Marta / MARISCAL ALTARES, Sonia: Psicología del desarrollo. Desde el nacimiento a la primera infancia, Volumen 1, Madrid, Mc Graw Hill, 2008, p. 64.
[2] STASSEN BERGER, Kathleen: Psicología del desarrollo. Infancia y adolescencia, 7ª edición, Madrid: Médica Panamericana, 2007, p. 98.
[3] SANTROCK, John: Psicología del desarrollo. El ciclo vital, décima edición, España: Mc Graw Hill, 2006, p. 131.

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